martes, 2 de junio de 2015

¿La adaptación al calor y a la deshidratación influye en el rendimiento del Socorrista?

Título: Heat stress and dehydration in adapting for performance: Good, bad, both, or neither?
Autores:Ashley Paul Akermana, Michael Tiptonb, Christopher T. Minsonc, and James David Cotteraa
School of Physical Education, Sport and Exercise Sciences, Division of Sciences, University of Otago, New Zealand;bExtreme EnvironmentsLaboratory, Department of Sport & Exercise Science, University of Portsmouth, UK;cDepartment of Human Physiology, University of Oregon,Eugene, OR, US 
Articulo completo PDF (Inglés)

Comentario del artículo: 
Un interesante artículo que explora si la adaptación al estrés producido por el calor y la deshidratación en deportistas tiene influencia sobre su rendimiento. 
El calor y la deshidratación están estrechamente interconectados y parece evidente que la adaptación a sus efectos fisiológicos produce efecto sobre la capacidad de rendir en estas situaciones o una posible mejora al trabajar en ambientes más fríos. Sin embargo, algunos de sus efectos pueden interferirse mutuamente y no está claro que exista un beneficio mensurable, por eso el artículo plantea la necesidad de más investigación en este aspecto.
Dado que estas condiciones son habituales en el desempeño diario del Socorrista Profesional, este artículo es interesante para valorar las estrategias de entrenamiento y rutinas de trabajo de los operativos de Socorrismo en relación al la exposición al calor y la ingesta de líquidos.

Abstract
Los sistemas fisiológicos responden de forma aguda al estrés para minimizar la alteración homeostática, y por lo general adaptarse al estrés crónico para mejorar la tolerancia o los factores de estrés relacionados. Es legítimo preguntarse si la deshidratación es un factor de estrés en la estimulación de la adaptación valiosa per se. Mientras que la hipoxia ha tenido interés desde hace mucho tiempo para los atletas y los investigadores como una ayuda ergogénica, el calor y los factores de estrés nutricionales han tenido poco interés hasta la década pasada. El calor y la deshidratación están muy vinculados entre sí en su causalidad y el esfuerzo fisiológico que inducen, por lo que su papel individual en la adaptación es difícil de delimitar. La efectividad de la aclimatación al calor como una ayuda ergogénica en in ambiente frío sigue sin estar clara para los deportes de equipo y los atletas de resistencia, a pesar de varios estudios recientes sobre este tema. Muy pocos estudios han examinado el potencial ergogénico (o ergolítico) de la adaptación a la deshidratación ecológicamente válida como un factor de estrés por derecho propio, a pesar de la evidencia de muchos años de las adaptaciones de regulación de fluidos de la hipo-hidratación a corto plazo. La deshidratación transitoria y auto-limitada (por ejemplo, limitada por la sed), al igual que con la mayoría de las formas de estrés, podría tener un tiempo y un lugar en las adaptaciones fisiológicas o de comportamiento, independientemente, o al exacerbar otros factores de estrés (especialmente el calor.); no puede ser desestimada sin la evidencia apropiada. La presente revisión no identificó esas pruebas. Las investigaciones futuras deben identificar cómo la magnitud y el momento de la deshidratación pueden aumentar o interferir con los procesos de adaptación en el comportamiento de personas entrenadas frente a otras personas sin estas limitaciones voluntarias.


Conclusiones
La deshidratación voluntaria es una parte inherente del ejercicio, los atletas suelen beber sólo la mitad de su pérdida de líquidos (medido aproximadamente a partir de la pérdida de masa, con sus limitaciones).
No está claro si la bebida ad libitum optimiza el rendimiento en competición, en parte porque la investigación basada en el laboratorio tiene una validez limitada. No obstante, un gran número de las series de ejercicios se llevan a cabo en el entrenamiento, cuyo propósito principal es la adaptación de múltiples sistemas para mejorar la condición física. Por tanto, es notable que casi no se hayan realizado investigaciones para determinar si la deshidratación aumenta, menoscaba o no afecta sustancialmente a estas adaptaciones. La deshidratación se incrementa por el estrés por calor exógeno, tal como la aclimatación al calor o la aclimatización. La deshidratación exacerba la magnitud de la tensión en varios sistemas fisiológicos, y puede aumentar la tensión térmica mediante la atenuación de los efectores de pérdida de calor.
Mientras es casi seguro que el calor es el estresor cuya adaptación produce mayores beneficios, se necesita más investigación para delinear los papeles del calor y deshidratación. La efectividad de la aclimatación al calor para mejorar las adaptaciones y el rendimiento, en ambientes fríos, sigue sin estar clara para los deportes de equipo y los atletas de resistencia a pesar del auge de los estudios sobre este tema.
Si los atletas de deportes de equipo o de resistencia deben beber ad libitum, o más ávidamente durante el entrenamiento aeróbico y la aclimatación al calor, también se desconoce, pero la rehidratación en conjunción con aminoácidos, carbohidratos, sodio y después del entrenamiento parece valiosa, especialmente en los atletas mayores. Está claro que ortostatismo prolongado (durante o después del ejercicio o la exposición al calor) facilita un perfil hormonal más beneficioso (para la regulación de fluidos), sin embargo, el transcurso del tiempo de rehidratación (en recuperación), y su posible papel potenciadora en la prolongación de la regulación cardiovascular y líquidos, siguen sin estar claros.
Como se ha comentado, la efectividad de la aclimatación al calor como una estrategia para mejorar la adaptación para el funcionamiento en un ambiente fríos no está clara, así como el papel de la deshidratación voluntaria dentro de tal aclimatación al calor o dentro de la formación normal para el rendimiento de resistencia en ambientes calientes, templados o fríos.

Traducción de Luis Miguel Pascual

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