martes, 11 de septiembre de 2018

¿Que mensajes estamos dando sobre el Ahogamiento en España?

Según un estudio publicado en 2010, tenemos 200 veces más probabilidades de morir ahogados que en un accidente de tráfico. En España, el ahogamiento es un grave problema de salud pública que cada año causa un promedio de 500 fallecidos y más de 600 personas hospitalizadas y los socorristas realizan miles de rescates cada verano. Sin embargo, no hay una intervención pública como sí se hace con el tráfico u otros temas sociales igualmente graves. Cada principio del verano el Ministerio de Sanidad publica una nota de prensa con las cifras de fallecidos y hospitalizados del I.N.E. -con año y medio de desfase- y repite tibiamente el mismo mensaje. Pero no se conoce la verdadera dimensión del problema, porque no hay estudios, no se recopilan detalles, no hay un departamento con responsabilidad, ni hay campañas públicas de prevención del ahogamiento.
Hay distintas iniciativas promovidas por organizaciones de Socorristas como la Federación Española de Salvamento y Socorrismo (-FESS-) que publica informes periódicos rotulados como "INA" (Informe nacional de ahogamientos), y nuestro programa de investigación científicaahogamiento.com que está promovido por la Escuela Segoviana de Socorrismo (www.sossegovia.com)y la Asociación Española de Técnicos en Socorrismo Acuático y Socorrismo (AETSAS), que pretenden aportar conocimientos y experiencia para arrojar luz al respecto, difundiendo mensajes e intentando concienciar a la población y a los responsables públicos. 
Y además de la falta de conexión entre estas iniciativas, estamos encontrando aspectos que van más allá de la emisión de cifras o del intento de abarcar la dimensión del problema y que afectan al propio diseño de cada iniciativa, cómo se está realizando la labor de recopilación de los datos, cómo se están analizando y presentando públicamente y también, y mucho más relevante, a la naturaleza de los mensajes que se están difundiendo por parte de ambas iniciativas.
En esta entrada intentamos esbozar una perspectiva que nos ayude a enmarcar adecuadamente este problema. 


 ¿En qué consiste nuestro proyecto: ahogamiento.com? 

Ahogamiento en España es un proyecto de investigación totalmente altruista iniciado en 2008 con el auspicio de  ESS (Escuela Segoviana de Socorrismo) y AETSAS (Asociación Española de Técnicos en Socorrismo Acuático) para avanzar en el conocimiento sobre el Ahogamiento. Además de diversos trabajos y publicaciones que pueden consultarse en abierto en Research Gate, una de sus líneas de trabajo es conocer la realidad del Ahogamiento en España y para ello recopila sistemáticamente desde el año 2011 las noticias de ahogamiento aparecidas en los medios escritos y digitales, informes de los servicios 112 y comunicaciones de los servicios de socorrismo.
Hasta el 2 de Septiembre de 2018, hemos recogido 4128 incidentes de Ahogamiento con 5133 víctimas (mortales y no mortales) y publicado informes y análisis anuales desde 2014 en la web www.ahogamiento.com y el objetivo es recopilar, al menos, 10 años de datos para poder tenrer una perspectiva y series de datos adecuadas. Los resultados preliminares y otros trabajos técnicos se han presentado en diversos foros y congresos nacionales e internacionales y hemos contado con el asesoramiento de expertos internacionales de I.D.R.A. (International Drowning Researchers Alliance) y el apoyo de empresas como ABRISUD para los informes de ahogamiento de menores.
Para realizar el análisis de los datos y asegurar que la interpretación se hace con la adecuada corrección y significación estadística, contamos con la colaboración de la Universidad de Cantabria coordinada por el  doctor Diego García Saiz que pertenece al departamento de ingeniería informática de la Universidad de Cantabria.


 ¿Dónde están los datos "oficiales"?

En primer lugar, hay que señalar que ninguna de las dos fuentes de datos: el denominado “Informe Nacional de Ahogamientos” (INA) de FESS, y los datos que publicamos en Ahogamiento.com son cifras “oficiales”, ni tampoco están completas, puesto que ambas se surten de las noticias que se publican en los medios de comunicación. Inevitablemente, la recolección es parcial, puesto que no todos los incidentes de ahogamiento se publican en los medios. El informe de FESS, únicamente recoge los fallecimientos y el conjunto de datos que recogen es bastante reducido y cuenta, por tanto, con poco margen para el análisis. 
A esto se suma el que no existe en España (ni en el conjunto del Estado ni en las Adminsitraciones Regionales) un sistema de recogida y tratamiento de datos específico para el Ahogamiento, y que la única cifra verdaderamente oficial de la que se dispone es la que recoge la “Estadística de defunciones según la causa de muerte” que el I.N.E. publica con un desfase de un año y medio. Esto que hace muy difícil tanto conocer las cifras y circunstancias con inmediatez, como poder detectar y reaccionar ante situaciones que precisen de una actuación rápida.

¿Son fiables los datos que recogemos?

El Ahogamiento en España es un iceberg del que todavía tenemos que descubrir cuán grande es la parte que no vemos. Un documentado estudio publicado por la Fundación MAPFRE sobre 590 playas de Bandera Azul de España indica que en 2016 se realizaron más de 6.400 rescates. Como se puede fácilmente deducir, la diferencia con el número de casos que hemos recogido en las noticias publicadas es enorme. En cuanto a los rescates y los ahogamientos no mortales, sólo estamos vislumbrando una pequeña parte de los casos reales, quizá menos de un 20%.

En el año 2017 y según los datos obtenidos a través de una simple recopilación de los informes periódicos de los servicios de socorrismo en playas publicados en la prensa, obtuvimos una cifra superior a los 6.000 rescates o intervenciones de personas en riesgo de ahogamiento y el total estimado para las playas españolas estimamos que superará con creces las 25.000 intervenciones.

Como se observa en la Fig.1, además de que los medios publican cada vez con más frecuencia los casos de ahogamiento, nuestro equipo y sistema de recogida de datos se ha ido afinando con el tiempo, y podemos afirmar que, en cuanto a los casos mortales, www.ahogamiento.com y con todas las reservas lógicas, la fiabilidad de nuestra recogida respecto al INE ha crecido del 58% en 2013 al 75% en 2015 y por encima del 90% en 2016.


Fallec.
Hombre
Fallec.
Mujer
Total
Fallecidos
Hospitaliz
Hosp.
Menores
2011 INE
373
100
473
535
147
2012 INE
358
80
438
656
190
2013 INE (AETSAS)
385
86
471 (262)
576
160
2014 INE (AETSAS)
365
100
465 (345)
626
186
2015 INE (AETSAS)
358
100
458 (341)
600
177
2016 INE (AETSAS)
362
96
458 (464*)
567
195
2017 AETSAS
434
110
544
323
76
2018 AETSAS
233
76
309
209
37
Fig.1- Datos INE/AETSAS
* La diferencia en las cifras de 2016 probablemente se debe a los casos que se producen en el medio acuático y que el INE posteriormente califica como debidos a otras causas y no debido a ahogamiento (IAM; ACVA, etc) a partir de los datos médicos o de la autopsia, -que no están disponibles de forma pública-.

¿Un problema de "números" o un problema de "escala"? 

  Nuestro proyecto ahogamiento.com recoge tanto incidentes mortales como no mortales, algo esencial si se quiere conocer la realidad del problema del Ahogamiento. 

Tener únicamente en cuenta los casos mortales, produce un importante sesgo a la hora de realizar el análisis, de la misma manera, por ejemplo, que para considerar el problema de los accidentes de tráfico sólo se tuviera en cuenta el número de fallecidos (en torno a 1200 en el año 2017: -el número-) en lugar del total de accidentes (por encima de 85.000: -la escala-).

Como se ha mencionado, recoger los rescates y los casos de ahogamiento no mortales comporta una enorme dificultad ya que en su mayoría no aparecen en los medios y no se mencionan salvo como un número en los informes de fin de temporada de los servicios de playas. Conocer tan sólo una escueta cifra de los rescates realizados, aparte de arrojar alguna luz sobre el posible volumen de la parte ignota del iceberg, tampoco aporta información relevante

 Y aunque hay una norma para las piscinas públicas en España que obliga a la comunicación a través del "Sistema de notificación de incidencias acuáticas (AQUATICUS)", parece que es claramente ineficaz y, salvo error, no tenemos constancia de que los datos recogidos se hayan utilizado para implementar medidas preventivas. Para el resto de espacios acuáticos no hay ninguna norma que obligue a comunicar los incidentes.. 


Fig.2- Los números, a escala

No es igual hablar de 500 fallecidos a secas, que de 500 fallecidos en una escala de 1.000 incidentes, o de 500 fallecidos en una escala de 20.000 rescates (Fig.2). No tenerlo en cuenta puede dar lugar a interpretaciones erróneas, y todavía peor, a no enfocar adecuadamente las medidas y políticas de prevención que deben ponerse en marcha para la reducción de los incidentes de ahogamiento y la mejora de los servicios de socorrismo profesional.

Por tanto, a la hora de hacer interpretaciones de los datos se ha de tener en cuenta que estamos tratando datos parciales y que ello aporta un sesgo importante que inclina la balanza de manera sustancial. Veamos por qué y algunos ejemplos de cómo hacer un análisis más equilibrado.

¿Se han reducido los casos de ahogamiento mortales en 2018?
¿Cuáles son las causas?

Según nuestros datos provisionales, al final del mes de agosto de 2018 se habían producido 308 fallecidos (251 según FESS). Fig.3

Fallecidos*
Año






mes
2013
2014
2015
2016
2017
2018
Total
ene
9
22
2
38
42
29
142
feb
6
10
10
25
21
12
84
mar
6
23
24
21
26
100
abr
4
21
15
29
29
23
121
may
20
31
56
31
25
163
jun
6
40
52
64
76
42
280
jul
62
80
52
82
90
68
434
ago
86
63
75
79
87
83
473
sep
32
40
34
31
50

187
oct
16
32
24
13
40
125
nov
22
5
11
10
24
72
dic
19
6
12
13
33
83
Total general
262
345
341
464
544
308
2266
Hasta Agosto
173
262
260
397
397
308
1797
Fig.3 – Distribución de los ahogamientos mortales por meses - (Datos www.ahogamiento.com)

Como se puede observar, hasta Agosto de 2018 ha habido una reducción en las cifras totales de fallecimientos y también en el número de incidentes frente a los últimos años. Cuando se analizan los datos en función de las posibles variables que pueden haber influido, se observa claramente que la reducción obedece a las comparativamente bajas cifras de fallecidos en los meses de mayo, junio y julio, así como en el repunte que hubo en enero de 2016 y 2017 que no se ha repetido en este año.

Según nuestro análisis, el factor que más ha influido ha sido una meteorología poco favorable, que ha reducido la afluencia a los espacios acuáticos. En los meses de enero de 2016 y 2017 y también en menor medida en 2018, hubo un repunte de incidentes producidos como consecuencia de las condiciones adversas del agua. Durante el año 2018 la meteorología ha sido desfavorable para las actividades acuáticas hasta bien entrado el mes de julio, lo que se refleja claramente tanto en las cifras totales como en el tipo de incidentes recogidos.

Otros dos factores para tener en cuenta son el incremento de los visitantes extranjeros, con un récord de 82 millones en 2017 y el progresivo alivio de la situación de crisis económica que a partir de mediados de 2016 ha impulsado el turismo nacional incrementando la afluencia a las playas y zonas de ocio acuático veraniego, potenciado además, como decíamos, por la bonanza meteorológica.

Sin embargo, a diferencia de lo que la interpretación de FESS indica, las cifras provisionales del mes de agosto de 2018 frente a las series anuales recogidas no reflejan una reducción apreciable, (83 en 2018 frente a 87 en 2017 y 86 en 2013, con un promedio anual de 78 desde 2013) y muestra la misma tendencia de los últimos 6 años: los dos meses centrales del verano acumulan las cifras más elevadas. Los meses de junio y julio sí que muestran una reducción apreciable, como ya se ha comentado.

¿Cuántos de los fallecimientos se producen en zonas sin vigilancia?

Un aspecto discutible del informe de FESS es la afirmación de que el 82% de los fallecimientos se producen en espacios acuáticos sin servicio de Socorrismo.

Nuestros datos muestran que el 65.64% de los incidentes y el 73.30% de los fallecidos se producen en zonas no vigiladas. (Fig.4)


Incidentes
%
Fallecidos
%
En horario de vigilancia
1429
29,80%
484
21,36%
Fuera del horario de vigilancia
201
4,19%
109
4,81%
No vigilado
3148
65,64%
1661
73,30%
Sin datos
18
0,38%
12
0,53%
Total general
4796
2266
Fig.4 – Incidentes y fallecidos según presencia de servicio de socorrismo - (Datos 2013-2018 www.ahogamiento.com)

La diferencia ya es importante, pero es que para una interpretación adecuada se han de estudiar también los datos de forma desglosada por periodos, además de tener en cuenta otras variables más que meramente el total de los datos recogidos. En España y a excepción de las islas Canarias, únicamente se dispone de servicio de vigilancia en playas y piscinas descubiertas durante los meses de verano y, como bien sabemos, la duración de este servicio varía considerablemente según las zonas, pudiendo abarcar desde mayo a octubre o únicamente julio y agosto. Muchos otros espacios acuáticos simplemente ni tienen ni son susceptibles de poder contar con vigilancia profesional.

mes
2013
2014
2015
2016
2017
2018
Total general
ene
2
26
5
49
69
53
204
6,48%
feb

14
16
46
46
34
156
4,96%
mar

8
35
26
43
80
192
6,10%
abr
7
18
26
61
49
60
221
7,02%
may
1
28
53
71
63
70
286
9,09%
jun
7
50
66
64
119
57
363
11,53%
jul
31
80
68
101
97
90
467
14,83%
ago
67
61
110
105
104
103
550
17,47%
sep
36
56
29
50
64
5
240
7,62%
oct
22
40
35
33
78

208
6,61%
nov
26
8
16
21
54

125
3,97%
dic
22
9
17
21
67

136
4,32%
Total general
221
398
476
648
853
552
3148
Fig.5 – Incidentes en zonas sin servicios de socorrismo - (Datos www.ahogamiento.com)

Según se puede observar en la Fig.5, los incidentes en zonas no vigiladas de junio a agosto son el 43.84% del total. El resto se produce en épocas en dónde la vigilancia simplemente no existe al no ser temporada de baño.

Fallecimientos
Año






mes
2013
2014
2015
2016
2017
2018
Total general
ene
2
20
2
37
40
26
127
7,65%
feb

10
10
23
20
12
75
4,52%
mar

5
21
21
19
24
90
5,42%
abr
4
15
14
29
28
22
112
6,74%
may

19
31
52
29
23
154
9,27%
jun
3
29
39
47
56
26
200
12,04%
jul
29
60
35
47
60
33
264
15,89%
ago
52
39
43
37
44
45
260
15,65%
sep
27
34
20
15
35
2
133
8,01%
oct
14
24
22
11
36

107
6,44%
nov
20
3
11
7
23

64
3,85%
dic
19
3
11
11
31

75
4,52%
Total general
170
261
259
337
421
213
1661
Fig.6 – Fallecimientos en zonas sin servicios de socorrismo - (Datos www.ahogamiento.com)

En cuanto a los fallecimientos, el 43,59% se han producido en zonas no vigiladas en los meses de junio a agosto. (Fig.6)

Por tanto, cuando se analizan las cifras globales teniendo en cuenta otros factores, vemos que los ahogamientos en zonas no vigiladas suponen alrededor del 50% de los casos recogidos y no el 82% como indica FESS. Si, además, como indicábamos anteriormente, tenemos en cuenta que el número de los incidentes recogidos es apenas un 10% de los reales, el porcentaje real será muy inferior, incluso por debajo del 25%.

Total
Fallecidos
% mortalidad
Total vigilados:
1340
539
40,22%
Total no vigilados:
2658
1486
55,91%
Total
mortalidad
% mortalidad
Playas vigiladas
1076
396
36,80%
Playas no vigiladas
885
464
52,43%
Total
mortalidad
% mortalidad
Piscinas vigiladas
198
71
35,86%
Piscinas no vigiladas
181
124
68,51%
Fig.7 - Relación entre ahogamiento y mortalidad según zona vigilada/no vigilada - (Datos 2013-2018 www.ahogamiento.com)

Y, como vemos en la Fig.7, se hace patente que existe una gran diferencia entre la morbilidad en las zonas vigiladas y las no vigiladas. Ello no hace sino reforzar el mensaje y la necesidad de seguir incidiendo en la enorme importancia que tiene elegir lugares con vigilancia para nuestro baño, tanto respecto a la seguridad, como respecto a la crucial labor de prevención que realizan los servicios de socorrismo y que impide que los incidentes se lleguen a producir. 

¿Qué perfiles de edad se pueden definir y cuál tiene más riesgo?


 Fig.8 – Incidentes de ahogamiento (mortales y no mortales) por tramos de edad - (Datos 2013-2018 www.ahogamiento.com)

En cuanto al perfil de edad (Fig.8) comentar que, efectivamente, la literatura científica viene señalando que en los países más desarrollados se tiende a que la curva de mortalidad en el ahogamiento se desplace hacia las personas de mayor edad, mientras que en las edades intermedias, aparentemente, las cifras se reducen. Como en los casos anteriores, esta tendencia es apreciable también en España y parecen ser varias las causas que pueden tener influencia en este cambio.

Además de los factores puramente demográficos y del aumento en la longevidad, estado de salud y calidad de vida de las personas de más edad, pensamos que un factor a considerar es que los españoles en edades comprendidas entre los 15 y 55 años ya han accedido a una mayor formación acuática, por la popularización de las piscinas y las clases de natación, a menudo incluidas dentro del currículo escolar. También, la población de mayor edad ha incrementado sustancialmente su exposición y contacto con el medio acuático. Todo ello se reflejaría, en nuestra opinión, tanto en una mayor competencia acuática como en una mayor concienciación de la seguridad personal en el agua.

Edad
Incidentes
Fallecimientos
0-18
18,12%
8,27%
18 a 35
21,29%
16,49%
35 a 65
31,41%
35,98%
Más de 65
29,19%
39,27%
Fig.9 – Incidentes y fallecimientos por tramos de edad - (Datos 2013-2018 www.ahogamiento.com)

Si hablamos de los tramos más significativos (Fig.9), vemos que los mayores de 65 años suponen el 29.19% de los incidentes recogidos e implican el 39.27% de los fallecimientos, mientras que el tramo entre 35 y 65 años que supone el 31.41% de los incidentes, produce el 35.98% de los ahogamientos mortales. En cuanto a los menores de 18 años, causan el 18.12% de los incidentes y únicamente el 8.27% de los decesos.

La realidad es que los perfiles con mayor riesgo se situarían entre los 45 y los 75 años, con picos en torno a los 50 y 70 años. Además, hay que considerar que a partir de los 60 años entran en juego otras variables (envejecimiento, patologías, mayor sensibilidad al "conflicto simpático-parasimpático", etc) que modifican sustancialmente el perfil de riesgo, incrementando la morbilidad. 



Fig.10 – Posibilidad de fallecer en un incidente de ahogamiento en función de la edad - (Datos 2013-2018 www.ahogamiento.com)

Nuestros datos demuestran esta tendencia: a medida que la edad aumenta también lo hace la posibilidad de sufrir un incidente de ahogamiento con resultado mortal. (Fig.10). También se observa que, a medida que la edad avanza, las mujeres alcanzan y superan a los hombres en la probabilidad de fallecimiento a partir de los 65 años y en particular a partir de los 80.

El ahogamiento de los niños es un suceso trágico y de gran impacto mediático, de ahí el éxito de Campañas como #OjoPequeAlAgua pero las cifras nos dicen que debemos poner igual o superior esfuerzo en la prevención con las personas entre 45 y 75 años que tienen peores cifras de morbi-mortalidad.

¿Estamos haciendo un análisis correcto?

Por todo lo explicado, es crucial que las cifras, los análisis y los mensajes que se difundan sean lo más rigurosos posibles y estén basados en criterios y procedimientos estrictamente científicos y sin que prime el interés por obtener espacio en los medios y redes sociales.

Para www.ahogamiento.com no es relevante, -aun siendo muy importante para la concienciación pública-, ofrecer cada lunes los fallecidos por ahogamiento como se hace con el tráfico, sino el que la recogida de los datos y su clasificación sea rigurosa y esté basada en una metodología bien definida con criterios fundamentados en las directrices marcadas por los consensos de los estándares científicos que nos permita adquirir un conocimiento profundo y riguroso de la realidad del problema que permita abordar su prevención de manera efectiva.

¿Emitimos los mensajes adecuados?

En nuestra opinión, el Ahogamiento debe ser contemplado como un problema de salud pública global con consecuencias muy graves y abordarse mediante políticas activas de prevención desde las administraciones públicas a través de la creación de un Departamento Interministerial de Prevención del Ahogamiento, que venimos reclamando desde 2011con una planificación y actuaciones similares a las que existen en otros problemas de índole similar, (como el tráfico, con el que tiene muchas similitudes) y con una regulación de la cualificación del Socorrista Profesional de ámbito nacional. 

Recordar que el 20 de Septiembre de 2017 el Congreso de los Diputados aprobó por unanimidad una Proposición No de Ley relativa a elaborar un Plan Nacional en Materia de Socorrismo Acuático que: "lleve a cabo la elaboración, en el plazo máximo de seis meses, de un plan nacional contra ahogamientos que defina una estrategia común contra estos accidentes y permita financiar equipos, materiales, formación y planes de empleo en materia de salvamento y de socorrismo".

Y precisamente para poder abordar las labores de prevención, hay que emitir mensajes adecuados que incidan en los puntos y factores de riesgo principales que se hayan detectado con un análisis correcto y entonces hay que elegir muy cuidadosamente los mensajes y asegurarse de que produzcan el efecto que se pretende conseguir. 

Que los mensajes no sean totalmente correctos o no se ajusten a la realidad, puede tener efectos negativos y comprometer las acciones de prevención y las conductas que deseamos que las personas hagan frente a la seguridad acuática. Por ejemplo, cargar las tintas en las imprudencias de los bañistas, -cuando nuestros datos indican que apenas están presente en el 2% de los casos-, puede producir el efecto contrario al deseado. 

Poner el foco en los cambios de comportamiento. 

Si queremos producir un cambio significativo en el número de ahogamientos, tenemos que poner el foco en los cambios de comportamiento. Somos más propensos a cambiar nuestro comportamiento si estamos motivados positivamente y la mejor manera es proporcionar un marco o un comportamiento de referencia de tal manera que la persona se sienta bien consigo mismo al hacerlo.

Si las personas sienten que el cambio es por su propia elección y están conformes con su decisión, este nuevo comportamiento es más probable que sea sostenible y se interiorice, lo que significa que no requerirá muchas más iniciativas o supervisión externas para mantenerlo. Este ha de ser nuestro objetivo: alentar conductas que nos hagan más seguros en el entorno acuático.

Cuando queremos lograr cambios de comportamiento, en primer lugar, hemos de entender el problema. Una vez que hemos utilizado los datos y la investigación para determinar dónde, cómo y por qué se produce el ahogamiento y cuál debería ser el comportamiento deseado, tenemos que comunicárselo al público al que irá dirigido. Por ejemplo: Sabemos que bañarse en una playa vigilada por socorristas reduce sustancialmente el riesgo de fallecer por ahogamiento. El comportamiento deseado y también el mensaje debe ser: bañarse en zonas con socorristas. 

Y la manera más efectiva de comunicar es: utilizar mensajes positivos, simples, coherentes y repetitivos.

Y para ello, no les digamos lo que no deben hacer, sino lo que sí deben hacer para estar más seguros en el entorno acuáticoCuando se proporciona nueva información, normalmente sólo podemos recordar de manera fiable un par de mensajes, por lo que tenemos que ser muy específicos sobre lo que queremos que hagan. Aún mejor, digámosles qué deben hacer, seamos directivos. No demos lugar a que tengan que pensar en el significado de nuestras palabras. Imaginemos que cada intersección tuviese un signo diferente que significase STOP. Nos pasaríamos el tiempo tratando de averiguar el mensaje en lugar de detenernos. En los mensajes de seguridad pública hay poco lugar para la creatividad. Hay que difundir un mensaje sencillo y positivo y utilizarlo de forma coherente.

Al igual que con la señal de "STOP", con los mensajes "los adultos han de supervisar constantemente a los niños" (#OjoPequeAlAgua) o "bañaté en zonas con Socorristas", y para que el comportamiento se interiorice y se haga automático, tenemos que escuchar las mismas palabras una y otra vez hasta que se convierta en una segunda naturaleza. No queremos que las personas tengan que pensar lo que deben hacer cada vez que quieren ir a la playa o a la piscina. Cuando vayan a un entorno acuático queremos que "se bañen en áreas con socorristas". 

Utilizar todas esta estrategias, sin duda redundará en una mejora sustancial en nuestros objetivos principales: concienciar de la importancia del problema y reducir los incidentes de ahogamiento. 

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